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Revolución #60, 10 de septiembre 2006
Cinco años después del 11 de septiembre
Mentiras del gobierno de Bush, peligros y retos para el pueblo
“La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es democracia, sino capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.
Bob Avakian, |
El 31 de agosto, George Bush dijo en una convención de la Legión Americana (un grupo pro guerra de ex combatientes) en Salt Lake City: “Si nos retiramos de la lucha en las calles de Bagdad, veremos a los terroristas en las calles de nuestras propias ciudades”. En las próximas semanas vamos a oír constantes invocaciones al 11 de septiembre de 2001 para infundir miedo y convencernos de apoyar los ataques contra quien quiera que Bush declare que son los “malvados” en la “guerra contra el terror”. Antes de hablar de su afirmación de que nos está protegiendo del terrorismo, examinemos brevemente los cinco años de la “guerra contra el terror”:
Hasta la fecha los resultados han sido la guerra contra Afganistán y una ocupación tan brutal y odiada que varios sectores de la población apoyan al atroz Talibán. Luego invadieron y ocuparon Irak, y lo justificaron con mentiras. La revista médica inglesa Lancet calcula que han muerto 100,000 civiles durante la ocupación. La última revelación sobre la masacre de Haditha por los marines es que, según informó el Washington Post: “El oficial al mando del batallón que llevó a cabo la matanza en Haditha en noviembre no consideró la muerte de 24 iraquíes (la mayoría mujeres y niños) nada inusual y no inició una investigación”. Es decir, esa masacre es una operación común y corriente para las fuerzas estadounidenses, así que ni siquiera merecía una investigación. Todavía no se han visto todas las fotos de los horrores de la cámara de tortura que era el penal Abu Ghraib. Y nunca sabremos hasta qué nivel de la cadena de mando llega la responsabilidad de lo que le pasó a Abeer Qassim Hamza, la joven de 14 años que unos soldados violaron y asesinaron, junto con el resto de su familia. Associated Press informó el 1º de julio que llevaban una semana planeando el ataque.
En el país, Bush ha mandado a los servicios de espionaje intervenir las llamadas telefónicas y correos electrónicos e investigar los libros que uno saca de la biblioteca, y ha declarado que está por encima de las leyes que restringen el espionaje. Durante tres años tuvieron en la cárcel como “combatiente enemigo”, sin acusación o juicio, a José Padilla, un ciudadano estadounidense. El Departamento de Seguridad de la Patria lanza constantemente “advertencias de seguridad” que, como señaló Keith Olbermann de MSNBC, coinciden con escándalos, protestas u otros sucesos que el gobierno no quiere que reciban publicidad o atención del público. Por medio de todo eso, se está fortaleciendo el ángulo fascista cristiano del gobierno de Bush para aglutinar a un sector de la población con mentiras simplistas y la promesa de orden y estabilidad. A ese sector lo azuzan, por ejemplo, a apoyar la demanda de imponer la moral del Antiguo Testamento con la prohibición del aborto y el matrimonio gay.
“Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista”. Bob Avakian,
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Hay que entender muy bien que no hay una “guerra contra el terror”. En el mundo actual hay un choque entre el imperialismo estadounidense (y su necesidad de dominar y explotar al mundo), por un lado, y la oposición a esto dirigida en regiones del mundo por fuerzas fundamentalistas islámicas reaccionarias (que representan fuerzas sociales que no se oponen al imperialismo pero que están en conflicto con la manera en que domina sus países). Como ha dicho Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, EU: “Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista”.
Se avecinan cosas mucho peores si no se le pone fin a los crímenes del gobierno de Bush. El próximo paso de su lógica es atacar a Irán, muy posiblemente con armas nucleares. Tal guerra, como señalamos la semana pasada, sería una pesadilla humanitaria y política. Junto con la pérdida de vidas humanas, aumentaría la polarización de los pueblos del mundo entre la McCruzada de Bush y la jihad de los fundamentalistas islámicos… a menos que entre en la lucha una fuerza distinta, que represente los verdaderos intereses de los pueblos del mundo. Todo esto subraya la necesidad crítica ahora de que surja un movimiento para sacar al gobierno de Bush y PARAR sus crímenes el 5 de octubre, algo que volveremos a discutir más adelante.
El objetivo no es mayor seguridad, e incluso si fuera así…
Ahora examinemos las mentiras acerca de la seguridad de la ciudadanía. Si la horripilante dirección que ha emprendido el gobierno de Bush desde el 11 de septiembre tuviera algo que ver con proteger a la ciudadanía de ataques terroristas, ¿por qué hasta hoy ha suprimido una investigación seria de los responsables de los ataques? En una introducción al libro The New Pearl Harbor (El nuevo Pearl Harbor) de David Ray Griffin, Richard Falk, profesor de Derecho Internacional de la Universidad Princeton, escribió: “Hay tantos huecos en las versiones oficiales del 11 de septiembre que no queda ninguna narrativa coherente verosímil, y hasta la fecha hemos avanzando a tropezones como si la verdad acerca de esos sucesos traumáticos ya no importara”.
El Washington Post informó que el personal auxiliar y varios integrantes de la Comisión del 11 de Septiembre (el grupo oficial que llevó a cabo una “investigación” de los ataques) “concluyeron que la versión inicial de la reacción del Pentágono a los ataques terroristas de 2001 ha podido ser parte de una tentativa deliberada de engañar a la comisión y al público” y que “las sospechas de que se hizo algo malo eran tan profundas que la comisión, en una reunión secreta de sus 10 integrantes, en el verano de 2004, debatió si remitir el asunto al Departamento de Justicia con una recomendación de que se llevara a cabo una investigación penal”. ¿Por qué dijo Bush ante la Comisión (y no quiso rendir juramento) que no sabía que había células de Al Qaeda en el país ni que había una amenaza inminente, cuando hay testimonios de que le informaron de la probabilidad de un ataque y de que recibió un informe titulado “Bin Laden determined to Strike in the U.S.” (Bin Laden resuelto a atacar en Estados Unidos) el 6 de agosto, un mes antes de los ataques? (Ver “11 de septiembre: Grietas en la ‘versión oficial’”)
La “guerra contra el terror”, con su guerra sin fin, represión y tortura, no tiene nada que ver con la seguridad de la ciudadanía. Pero incluso si tuviera que ver con eso (en el sentido estrecho de proteger a la población de las indignadas víctimas de las guerras de Estados Unidos), sería un pacto con el diablo: aceptar el asesinato en masa y la tortura para protegerse. La declaración de Craig Murray, antiguo embajador inglés a Usbekistán, en la Comisión de Crímenes de Bush es contundente: “Preferiría morir a que torturaran a alguien para salvarme la vida".
Lo que quiere decir Bush cuando dice “terroristas”
En el discurso de Salt Lake City, Bush agrupó a toda una variedad de fuerzas en “un solo movimiento, una red mundial de radicales que recurren al terror…”. Con tal lógica, se puede describir al “enemigo” como quienquiera que bloquee el programa de Bush. En el 2001 el Talibán, un grupo musulmán sunita fundamentalista, gobernaba Afganistán. El gobierno de Saddam Hussein en Irak era laico y represivo. A Irán lo gobernaban teócratas musulmanes chiítas que en el 2001 eran muy hostiles a Afganistán e Irak. La mayoría de los sindicados de participar en los ataques del 11 de septiembre no son de esos países sino de Arabia Saudita, un modelo y aliado en la “guerra contra el terror”, según Bush. En breve, los países de la lista de Bush no tenían nada que ver el uno con el otro ni con los ataques. Cuando Bush atacó a Irak no tenía vínculos con Al Qaeda. La definición de “terroristas” de Bush no es matar a civiles con bombas. Si así fuera, Estados Unidos y su perro de ataque Israel ocuparían el primer lugar en la lista. Lo que Bush quiere decir cuando habla de una “red mundial” de “terror” es principalmente (pero no exclusivamente) las fuerzas fundamentalistas islámicas que son un obstáculo a la dominación del Medio Oriente.
Llevar la “democracia” al Medio Oriente
Bush dedicó una parte sustancial del discurso a alabar los beneficios de llevar la democracia estilo estadounidense (capitalista) al Medio Oriente.
Dijo: “Los gobiernos responsables ante los votantes se concentran en la construcción de carreteras y escuelas, no de armas de destrucción masiva”. ¡Esto de la boca del presidente de un país que dejó morir innecesariamente a 1,800 personas después del huracán Katrina y abandonó a centenares de miles, de un país que destina un porcentaje sustancial de la riqueza y los recursos mundiales a construir un arsenal nuclear de capacidad destructiva inimaginable!
Bush dijo: “Las democracias no se atacan la una a la otra o amenazan la paz”. ¡Esto de la boca del presidente del modelo de la democracia, que también es la mayor fuente de la guerra; del presidente del país que acaba de apoyar la invasión de Líbano por Israel (otra democracia), invadió y ocupó Afganistán e Irak, y ha librado guerras de conquista imperialistas y neocoloniales casi sin fin de Filipinas a Cuba y últimamente por medio de sustitutos (como la contra nicaragüense) o el bombardeo masivo (como en Yugoslavia).
Bush tuvo el descaro de declarar que “el pueblo iraquí ha recuperado la soberanía de su país”, cuando Estados Unidos lo ocupa con un ejército de 140,000 efectivos.
Todo esto recalca una cita de Bob Avakian que hemos publicado en este periódico:
“La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es democracia, sino capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.
“Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen”.
Irán en las miras
La charla de Salt Lake City preparó el terreno para la próxima fase de la “guerra contra el terror”: atacar a Irán. Primero uno se traga el cuento de que todo esto es para proteger a la ciudadanía de los terroristas, luego hay que pararlos en las calles de Irak o si no estarán en las calles de Estados Unidos… y el paso siguiente es Irán.
Bush dijo: “La crisis de este verano en Líbano ha puesto más claro que nunca que el mundo enfrenta una grave amenaza del gobierno radical de Irán. El gobierno iraní le da armas, fondos y asesoría a Hezbolá, que ha matado a más estadounidenses que cualquier otra red terrorista con excepción de Al Qaeda. El gobierno iraní se entromete en Irak apoyando a terroristas e insurgentes, ayudando a las milicias ilegales y entregando componentes de aparatos explosivos. El gobierno iraní niega los derechos humanos básicos a millones de personas. Además está elaborando armas nucleares haciendo caso omiso de sus obligaciones internacionales.
“Hemos visto la muerte y el sufrimiento que ha causado el apoyo de Irán a los terroristas, y podemos imaginar lo peor que será si se permite que adquiera armas nucleares. Muchas naciones están cooperando para resolver este problema. La ONU ordenó que Irán suspenda el enriquecimiento nuclear. Hoy se vence el plazo para que respondan a la propuesta razonable que ha hecho la comunidad internacional. Si aceptan la propuesta y abandonan sus ambiciones de armas nucleares, pueden dirigir su país en una dirección mejor. Pero hasta la fecha el gobierno iraní ha respondido con más desafío y demora. Es hora de que Irán tome una decisión. Hemos tomado la nuestra: seguiremos trabajando con nuestros aliados para encontrar una solución diplomática, pero habrá consecuencias si Irán sigue desafiante, y no debemos permitir que elabore un arma nuclear”.
En nuestro editorial de la semana pasada, señalamos que el gobierno está volviendo a usar las mentiras de las “armas de destrucción masiva” con que justificó la guerra contra Irak, y que tanto Bush como unos demócratas están presionando a los servicios de espionaje a exagerar la velocidad con que Irán podría elaborar armas nucleares como pretexto para atacarlo, muy posiblemente con bombas nucleares. Escribimos: “Tal guerra probablemente emplearía armas nucleares y, de cualquier forma, empezaría con un bombardeo masivo, con terribles consecuencias humanas y terribles consecuencias políticas”. (Ver “Planes ocultos para atacar a Irán: Peligro inminente… y apuestas estratégicas”, Revolución #59, en revcom.us)
La falta de oposición y una auténtica oposición a todo esto
Los críticos burgueses de Bush, y el Partido Demócrata, se quejan de que al decir que “cualquiera que se oponga a todo esto está con los terroristas” politiza la “guerra contra el terror”. O dicen que está aprovechando la “guerra contra el terror” para sacar ventaja electoral. Pero esto no es lo esencial y desvía la oposición en una dirección muy dañina.
Lo que pasa en esta temporada de elecciones es una expresión de la realidad de que las elecciones no son el mecanismo para tomar decisiones sino para fijar los límites, para definir las alternativas a las se que debe restringir el pensamiento. En tal contexto, es verdad que Bush tiene las elecciones en mente cuando infunde miedo con el 11 de septiembre. Pero no es principalmente para adelantárseles a los demócratas sino para definir cuáles serán los temas de debate en las elecciones. O sea: quiénes son más duros en la “guerra contra el terror”.
¿Las mentiras acerca de las armas de destrucción masiva en Irak? No se debatirán. ¿Las mentiras sobre los vínculos de Saddam Hussein y Al Qaeda? No se debatirán. ¿Las “negociaciones”, “sanciones” e informes de espionaje manipulados para preparar el terreno para atacar a Irán, posiblemente con armas nucleares? No se debatirán. ¿El espionaje masivo e ilegal en Estados Unidos? ¿La tortura en Guantánamo? ¿El envío de presos a otros países para torturarlos? No se debatirán. Sí, los demócratas discutirán con Bush, pero tiene que ser sobre quiénes son los mejores directores de un programa que no es bueno para el pueblo.
El presidente del Partido Demócrata, Howard Dean, demostró cómo funciona esto. En respuesta al discurso de Bush, ¿qué hizo? ¿Condenarlo por mentiroso? ¿Recordar a los votantes el engaño de las armas de destrucción masiva? ¿Advertir el peligro de una guerra nuclear contra Irán? De ninguna manera. Dijo: “Hoy solo oímos más de la misma propaganda de un gobierno desesperado al que preocupan más las perspectivas políticas de su partido en el otoño que proteger a América y cómo librar y ganar la verdadera guerra contra el terror. Lo importante son los resultados, y la Casa Blanca de Bush y los republicanos del Congreso que le dan el visto bueno no han obtenido resultados en cuanto a la seguridad de América”. (Chicago Tribune, 9 de septiembre)
Los miles de personas que fueron a protestar contra Bush en Salt Lake City (un lugar inesperado), y los sentimientos del alcalde Anderson, dicen mucho sobre la indignación y furia contenidas ante la dirección en que está encaminado este país… a todo vapor. Es una indignación justa y necesaria. ¡Pero hay que dirigirla a PARAR todo el programa y no mal encauzarla a apoyar a los demócratas! |
Hay una increíble discrepancia entre la posición y el papel de la dirección del Partido Demócrata, y su aceptación de ese marco horripilante (y sus maniobras dentro de él), y la posición de inclusive ciertos funcionarios demócratas y especialmente la base del partido. Veamos, por ejemplo, lo que le dijo Rocky Anderson, alcalde de Salt Lake City, en una protesta de miles de personas contra Bush:
“No más mentiras de Condoleezza Rice acerca de si les avisaron a ella y al presidente Bush antes del 11 de septiembre de la posibilidad de un ataque terroristas con aviones. No más ineptitud del secretario de Defensa. No más tortura de seres humanos. No más indiferencia a los derechos humanos básicos consagrados en los Convenios de Ginebra. No más secuestros y envíos a penales secretos en países donde se sabe que torturan. No más intervenciones telefónicas anticonstitucionales de estadounidenses. No más propuestas de enmiendas constitucionales que por primera vez limitarían los derechos y las libertades fundamentales de sectores enteros de la población por su orientación sexual…”.
La perspectiva de Anderson es: “apreciamos los valores con que se fundó este país”. Esa perspectiva no llega a la fuente de los problemas de esta sociedad. Este país se fundó con la esclavitud de los africanos, el genocidio de los amerindios, el robo del territorio mexicano y, sí, los valores… que justificaban esos horrores. Esos valores no pueden ser la base de una sociedad que corresponda a los intereses de los pueblos del mundo ni de este país. Pero el espíritu de las palabras de Anderson a la protesta contra Bush es positivo. Dijo: “No nos quedaremos callados. Seguiremos rechazando las mentiras, los engaños y las infamias del gobierno de Bush. Insistiremos en que busquen la paz y ayuden a los necesitados. Tenemos que romper el ciclo de odio, intolerancia y explotación. Tenemos que buscar la paz tan vigorosamente como el gobierno de Bush ha hecho la guerra. Nos toca a todos nosotros desempeñar nuestro papel”.
Los miles de personas que fueron a protestar contra Bush en Salt Lake City (un lugar inesperado), y los sentimientos del alcalde Anderson, dicen mucho sobre la indignación y furia contenidas ante la dirección en que está encaminado este país… a todo vapor. Es una indignación justa y necesaria. ¡Pero hay que dirigirla a PARAR todo el programa y no mal encauzarla a apoyar a los demócratas!
Bush invoca el 11 de septiembre para justificar un nuevo round de guerras peores e inimaginables, con represión draconiana fascista en el país. Hay una manera de pararlo —una sola manera— que ofrece un cauce por el cual una amplia gama de gente de una variedad de perspectivas puede luchar en aras de sus propios intereses. Como dice el nuevo desplegado de El Mundo No Puede Esperar—Fuera Bush y su Gobierno:
“¡Guerras sin fin! ¡Tortura! ¡Katrina! ¡Teocracia! ¡Ponerle fin a todo esto!”
El Mundo No Puede Esperar dice: “¡Este gobierno no nos representa y no pararemos hasta sacarlo! ¡Sálganse de la escuela! ¡No vayan al trabajo! ¡No hagan compras el 5 de octubre!”.
“¡Vengan a las grandes manifestaciones por todo el país y marchemos por las calles exhortando a millones más a unirse para repudiar a este gobierno criminal con la movilización de una oposición política masiva!”.
Un potente movimiento de masas para sacar al gobierno de Bush, para PARAR estos crímenes, un movimiento que nadie pueda pasar por alto, puede plantear nuevas alternativas para los pueblos del mundo. Aquí mismo, en las entrañas del país que lleva tanta muerte y miseria a la humanidad, se puede hacer una declaración al mundo de que la situación no tiene que ser así y de que McWorld y jihad no son las únicas alternativas.
Eso es lo que el mundo exige de nosotros.
[Hay más información sobre El Mundo No Puede Esperar.]
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